El día queda suspendido
A veces la tarde abre un surco
en el campo
y se oye respirar a la luz.
Los cardos se inclinan
escondiendo en la sombra
el secreto
que las espinas custodian.
El día queda suspendido.
Una brasa
que se niega a apagar.
Yo vuelvo:
a comprobar
si el sol
tiene la piedad de invitarlos
a la última función.