Gustavo Lozano — Poesía & Fotografía

Arroyo Molino

El abuelo llegaba cada tarde
con las vacas
y una tristeza baja
que venía rumiando solo.

El arroyo lo esperaba
como un viejo amigo.

Sólo a él le contaba
la sequía
la bronca que contenía en el pueblo
y ese llanto duro
que el agua dejaba reposar
en el borde incierto
donde la orilla ya no alcanza.

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